El mundo de la numismática esconde auténticas joyas que, con el paso del tiempo, aumentan su valor de manera considerable. Cada moneda tiene un valor simbólico que puede convertirlas en piezas de colección codiciadas en el mercado.
Un claro ejemplo es la moneda griega de cinco céntimos de 2002, una pieza que, gracias a su escasez y demanda, alcanzó precios impresionantes en algunos portales especializados.
Esta moneda griega de 2002 forma parte de la segunda emisión de euros realizada por Grecia tras su adhesión a la eurozona. Su diseño fue seleccionado mediante un proceso supervisado por una comisión técnica y artística liderada por el Banco de Grecia y el Ministerio de Economía y Hacienda del país.
"Su diseño fue seleccionado mediante un proceso supervisado por una comisión técnica y artística".
La propuesta ganadora fue creada por el escultor Georges Stamatopoulos, quien diseñó todos los ejemplares emitidos ese año, incluyendo esta valiosa moneda de cinco céntimos. En la actualidad, lo que hace que esta moneda griega haya alcanzado un alto valor en el mercado es su escasa disponibilidad.
Rareza y demanda
A pesar de ser una moneda de curso legal, su tirada relativamente baja provocó que con el tiempo sea cada vez más difícil encontrar ejemplares en buen estado de conservación. Esta combinación de rareza y demanda convirtió a la moneda en una de las más buscadas por los coleccionistas, llegando a superar los 470 euros en algunas subastas.
Si te gustó nuestro contenido, puedes seguirnos en Google News y en nuestro Canal de WhatsApp, eso nos ayuda a seguir generando contenido gratuito a nuestros lectores. ¡Muchas gracias!