En el fascinante mundo del coleccionismo de monedas, existen piezas que no solo tienen valor por su metal o denominación, sino por su historia única. Un claro ejemplo de esto es la moneda de una peseta de 1946, que se ha convertido en una de las piezas más codiciadas y enigmáticas de la numismática española.
Sin embargo, la escasez y elevado valor de esta moneda se deben, en parte, a una peculiaridad que llevó a su retiro del mercado apenas unos meses después de su emisión. La moneda en cuestión muestra, de manera destacada, el rostro de Francisco Franco, el entonces líder del régimen franquista, un detalle que, en su momento, no fue bien recibido.
La polémica surgió cuando se detectó un defecto en el diseño, un "bulto" o "chichón" que aparecía en la parte posterior de la cabeza de Franco, un error que no pasó desapercibido. Ante la indignación y la preocupación por la estética de la pieza, Franco ordenó la suspensión de su producción, retirándose de la circulación y dejando un legado curioso para los coleccionistas actuales.
Esta es una de las monedas de pesetas más valoradas del mercado numismático.
De las 140 monedas que inicialmente se acuñaron, solo 139 permanecen en existencia, lo que convierte a esta moneda en un verdadero objeto de deseo en el mundo del coleccionismo. A nivel físico, la pieza cuenta con unas características particulares que la hacen inconfundible.
Valor
El peso de la moneda es de 3,34 gramos, con un diámetro ajustado a la normatividad de la época, y presenta una leyenda que, junto a las estrellas 19 y 48, complementa su simbolismo. Aunque su valor nominal es de tan solo una peseta, en el mercado de coleccionistas y en casas de subastas especializadas, su precio puede variar entre los 2.000 y los 6.500 euros, dependiendo de su estado de conservación y demanda.
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