El próximo 6 de mayo, el rey Carlos III del Reino Unido será investido oficialmente en una ceremonia en la que se le entregará la Corona de San Eduardo. Esta ha sido retirada de su emplazamiento en la Torre de Londres con un fin muy especial.
La Corona de San Eduardo tiene que ser adaptada a su nuevo monarca. Por ende, sus medidas se cambiarán para que pueda caber a la perfección en el rey Carlos III. Así fue como lo anunció este sábado el Palacio de Buckingham.
La reconocida pieza fue fabricada para la coronación de Carlos II en 1661 y se dice que su valor es incalculable. Para su realización, se había fundido la joya que habían portado los reyes ingleses y británicos desde los siglos anteriores.
Se dice que su valor es incalculable.
La desaparición física de la reina Isabel II se produjo a sus 96 años. Entonces, las diversas coronas símbolo de lo que fue su reinado tienen que ser adaptadas a la talla de su hijo. Por ello, la circunferencia de la corona deberá ser agrandada, al contrario de lo que sucedió cuando la anterior soberana subió al trono.
Nuevas piedras
Habrá nuevas piedras preciosas en la Corona de San Eduardo para celebrar al rey Carlos III. La ceremonia será auspiciada por el arzobispo de Canterbury en la abadía de Westminster de Londres a ocho meses de la pérdida de Isabel II.